Con la marea
Imagen de la actividad de los buques pesqueros en alta mar en todo el mundo.

La huella de la pesca industrial al descubierto

Las flotas pesqueras de España, China, Taiwán, Japón y Corea del Sur concentran el 85 por ciento de la actividad pesquera observada en alta mar. Y esta pesca, un proceso industrial donde los buques son fábricas flotantes que funcionan de forma ininterrumpida para ganar dinero, se realiza en más del 55 por ciento de la superficie de los océanos del planeta.

Un estudio de Global Fishing Watch, publicado en la revista Science, retrata el alcance de la pesca mundial y abre una puerta a la mejora de la gestión de los océanos. El estudio muestra que, si bien la huella de la pesca se extiende por más de la mitad de los océanos del mundo, la actividad está claramente delimitada por distintos regímenes de gestión, lo que evidencia el valor que pueden tener las políticas pesqueras para frenar la sobreexplotación.

Utilizando transmisiones vía satélite, técnicas de aprendizaje automático y tecnología convencional de rastreo y seguimiento de buques, un equipo de investigadores ha revelado que la pesca comercial cubre más del 55% de la superficie de los océanos. Esta superficie marina es cuatro veces mayor que la ocupada por la agricultura mundial.

Sin embargo, es probable que la superficie total explotada sea aún más grande, ya que los datos no incluyen esfuerzos pesqueros en regiones con poca cobertura de los satélites o en zonas económicas exclusivas con un bajo porcentaje de buques dotados de sistema de identificación automática (AIS).

Estos buques lograron más de 37 millones de horas de pesca y recorrieron más de 460 millones de kilómetros, 600 veces el viaje de ida y vuelta a la luna

Global Fishing Watch ha analizado mediante tecnologías de aprendizaje automático 22.000 millones de mensajes comunicados públicamente desde las posiciones de los buques a través del sistema de identificación automática (AIS) durante el periodo de 2012 a 2016.

Partiendo exclusivamente de los patrones de movimiento de los buques, el algoritmo de Global Fishing Watch pudo identificar más de 70.000 buques pesqueros comerciales, sus tamaños y fuerzas motrices, el tipo de pesca practicada y el lugar y el momento en el que pescaban, con un margen de precisión de una hora y un kilómetro.

La conclusión que ofrece este ingente volumen de datos es que mientras la mayoría de las naciones del mundo pescan predominantemente dentro de sus zonas económicas exclusivas, España, China, Taiwán, Japón y Corea del Sur representan el 85% de la actividad pesquera observada en alta mar.

Asimismo, en 2016 se observó que estos buques pesqueros lograron más de 37 millones de horas de pesca y recorrieron más de 460 millones de kilómetros, 600 veces el viaje de ida y vuelta a la luna.

Infografía de Global Fishing Watch sobre la pesca en alta mar.

El estudio ha sido realizado por un equipo de investigadores de Global Fishing Watch, el proyecto Pristine Seas de National Geographic Society, la Universidad de California en Santa Bárbara, la Universidad Dalhousie, SkyTruth, Google y la Universidad de Stanford.

«Los datos proporcionan una resolución tan elevada de la actividad pesquera que podemos incluso ver patrones culturales, como por ejemplo cuándo los pescadores de cada región se toman tiempo libre”, dice Juan Mayorga, del proyecto Pristine Seas de National Geographic Society y de la Universidad de California en Santa Bárbara.

«Este nivel de detalle ofrece a los gobiernos, los organismos de gestión y los investigadores la perspectiva que necesitan para tomar decisiones para regular las actividades pesqueras y alcanzar los objetivos de conservación y sostenibilidad», afirma.

El momento y el lugar en el que se pesca tienen más que ver con cuestiones políticas y culturales que con los ciclos naturales, como la variación climática y los flujos migratorios de los peces. «El estudio muestra la pesca como un proceso industrial en el que los buques operan más bien como fábricas flotantes que tienen que funcionar de forma ininterrumpida para ganar dinero», indica Boris Worm, de la Universidad Dalhousie.

Los datos son fundamentales para mejorar la regulación y garantizar que las poblaciones pelágicas tengan un futuro

«Sin embargo, visto desde el lado positivo, la serie de datos también muestra claramente dónde hay limitaciones de gestión en vigor y dónde estas están contribuyendo con éxito a frenar el esfuerzo pesquero», asegura.

«Creo que la mayoría se sorprenderá de que hasta la fecha, en vastas áreas del océano, no supiéramos realmente dónde estaba pescando la gente», añade economista Chris Costello, de la Escuela Bren de Ciencias y Gestión Ambiental de la Universidad de California en Santa Bárbara.

«Nuestro estudio ha revelado ahora de forma clara hasta qué punto las pesquerías humanas resultan invasivas en alta mar, donde los atunes, los tiburones y los peces picudos se hallan sometidos a una gran presión pesquera», afirma Barbara Block, profesora de ciencias marinas en la Universidad Stanford de California. «Nuestros datos son fundamentales para mejorar la regulación y velar por el correcto cumplimiento de la normativa con el fin de garantizar que las poblaciones pelágicas tengan un futuro».