Con la marea

Mares y océanos se quedan sin oxígeno

La cantidad de agua de los océanos sin oxígeno ha aumentado cuatro veces en los últimos cincuenta años por el incremento global de las temperaturas. Y en los mares, zonas costeras y estuarios, los lugares con poco oxígeno disuelto en el agua han aumentado más de 10 veces desde 1950.

Los científicos predicen que el oxígeno continuará desapareciendo de muchas zonas de los océanos a medida que la Tierra se caliente más, según un estudio del Smithsonian Environmental Research Center publicado en la revista Science. Y para detener este decive de los océanos, afirman, es preciso frenar el cambio climático y la contaminación de los mares por nutrientes originados por las actividades humanas.

«El oxígeno es fundamental para la vida en los océanos», asegura Denise Breitburg, autora principal del trabajo y ecologista marina. «La disminución del oxígeno en el océano se encuentra entre los efectos más graves de las actividades humanas en el medio ambiente de la Tierra».

«Aproximadamente la mitad del oxígeno en la Tierra proviene del océano», explica Vladimir Ryabinin, del grupo Global Ocean Oxygen Network. «Sin embargo, los efectos combinados de la carga de nutrientes y el cambio climático aumentan enormemente el número y el tamaño de las zonas muertas en el mar abierto y las aguas costeras, lugares donde el nivel de oxígeno es demasiado bajo para soportar la mayoría de la vida marina».

La falta de oxígeno también puede desencadenar la liberación de sustancias químicas peligrosas como el óxido nitroso y el sulfuro de hidrógeno

Existen zonas muertas conocidas por la ciencia, como las de la bahía de Chesapeake, al este de Estados Unidos, y el Golfo de México, donde el oxígeno del agua disminuye tanto que muchos peces se sofocan y mueren; y los animales que huyen de estas zonas son más vulnerables a los depredadores o la pesca.

El estudio revela que incluso pequeñas disminuciones del oxígeno disuelto en el agua pueden obstaculizar el crecimiento y la reproducción de los animales, provocar enfermedades o incluso la muerte. El bajo nivel de oxígeno también puede desencadenar la liberación de sustancias químicas peligrosas como el óxido nitroso, un gas de efecto invernadero hasta 300 veces más potente que el dióxido de carbono, y el sulfuro de hidrógeno.

Para los autores del trabajo, el cambio climático es el principal culpable en aguas abiertas. El calentamiento de las aguas superficiales hace que sea más difícil que el oxígeno llegue al interior del océano. Por otra parte, a medida que el océano como un todo se calienta, contiene menos oxígeno.

En las aguas costeras, el exceso de contaminación por nutrientes procedentes de la tierra crea floraciones de algas, que drenan oxígeno a medida que mueren y se descomponen; y el problema se agrava si tenemos en cuenta que los animales marinos necesitan más oxígeno cuando habitan en aguas cálidas.

Las reverberaciones de los ecosistemas no saludables en el océano pueden ser extensas», asegura Lisa Levin

Los medios de vida de miles personas también están en juego, denuncian los autores del informe, especialmente en las naciones en desarrollo. Las pesquerías más pequeñas y artesanales pueden ser incapaces de reubicarse cuando el bajo nivel de oxígeno fuerce a los peces a trasladarse a otros lugares. Citan también como ejemplos el sacrificio de peces en la acuicultura o el deterioro de los arrecifes de coral, atracción turística clave en muchos países.

Y aunque algunas pesquerías podrían beneficiarse a corto plazo porque la contaminación por nutrientes estimula la producción de alimentos para los peces o porque los peces son más fáciles de atrapar al juntarse para escapar de las zonas sin oxígeno, a la larga se provocaría una sobrepesca y daños en la economía, aseguran.

Además, «es una tremenda pérdida para todos los servicios de apoyo que dependen de la recreación y el turismo, hoteles y restaurantes, taxistas y todo lo demás», afirma Lisa Levin, coautora del estudio y bióloga marina de la Universidad de California en San Diego. «Las reverberaciones de los ecosistemas no saludables en el océano pueden ser extensas», concluye.