Para su estudio, publicado en Journal Environmental Pollution, los investigadores recolectaron muestras de mejillones a lo largo de la costa del Reino Unido entre noviembre de 2016 y febrero de 2017. También recogieron muestras en ocho importantes cadenas de supermercados británicas.
La investigación descubrió que el 100 por cien de las muestras tomadas en el mar y los productos comprados en los supermercados contenían microplásticos y otros desechos. De hecho, el estudio estima que por cada 100 gramos de mejillones consumidos se ingieren aproximadamente 70 piezas de microplásticos. Además, se encontraron más microplásticos en los mejillones de supermercado que se habían cocinado o congelado que en los mejillones recién capturados.
Sin embargo, el estudio mostró que solo alrededor del 50 por ciento de los restos encontrados en los mejillones estaba compuesto por microplásticos, ya que un 37 por ciento de los desechos incluía textiles como el rayón y el algodón.
Se han encontrado microplásticos en otras fuentes de alimentos y en el agua potable, y los plásticos transportados por el aire también se pueden inhalar
Jeanette Rotchell, de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de Hull, afirma: «Cada vez es más evidente que la contaminación global del entorno marino por microplásticos está afectando a la vida silvestre, y su entrada a la cadena alimentaria está proporcionando una vía para que los desechos regresen a través de nuestra dieta. Ahora necesitamos entender las posibles implicaciones».
«Los mariscos son solo una ruta de exposición humana a través de nuestros alimentos, ya que también se han encontrado microplásticos en otras fuentes de alimentos y en el agua potable. Los plásticos transportados por el aire también se pueden inhalar», asegura Jeanette Rotchell.
Por su parte, Alan Reynolds, de la Universidad de Brunel en Londres, asegura: «Blue Planet [la serie de la BBC británica] ha despertado con razón al público ante los devastadores efectos que los plásticos de desecho tienen en el medioambiente marino. Nuestro estudio destaca que los problemas están cerca de casa al descubrir que estos mismos microplásticos contaminantes están regresando a nosotros en los alimentos de nuestros supermercados».