Arrastradas por el viento y la lluvia, pueden recorrer miles de kilómetros de distancia hasta llegar al caudal de un río y, finalmente, alcanzar fondos y costas marinas.
Las basuras también proceden de los residuos que arrojamos incorrectamente a través del lavabo. El 20 por ciento de los residuos marinos restantes son el resultado de actividades realizadas en el mar, como la pesca o el transporte marítimo.
Como consecuencia de todo ello, más de un millón de aves y 100.000 mamíferos marinos y tortugas mueren cada año por ingerir o quedar atrapadas en estos residuos, compuestos mayoritariamente por plásticos.
Ante este grave problema, se presentó ya en el Congreso Nacional de Medio Ambiente, CONAMA, en 2016, el «Decálogo ciudadano contra las basuras marinas«, un documento consensuado por organizaciones ambientales, administraciones, entidades del tercer sector, pescadores y empresas, que recoge consejos y buenas prácticas centradas en la prevención, con el objetivo de ayudar a mantener playas, costas y océanos limpios.
Este documento, dirigido a ciudadanos y entidades, incide en la importancia de la concienciación para hacer frente al problema de las basuras marinas, en la adopción de hábitos de consumo responsables y en la apuesta por la ciencia ciudadana.
La adhesión al decálogo ciudadano contra las basuras marinas implica asumir de forma voluntaria una serie de conductas para contribuir a mejorar el estado ambiental de nuestros mares.